Se impuso a una dura Alemania por 78 a 74. El equipo de Hernández tuvo que esforzarse hasta el final contra un rival que complicó mucho con la larga distancia. Mañana vuelve a jugar, ante Australia.
PorJavier Domínguez
"Yo hago todo para que mis equipos ganen. Si es medio a cero me da igual". La frase, dicha en otra circunstancia por Sergio Hernández, bien se puede aplicar a este debut de la Selección en el Mundial de Turquía. Es que Argentina no lució, ni mucho menos, pero desplegó la actitud ganadora de siempre y se apoyó en la categoría de sus jugadores para cerrar mejor el juego y derrotar por 78-74 a una Alemania que complicó más de lo imaginado. En definitiva, el equipo ganó y eso, teniendo en cuenta la lección que recibió hoy el campeón España, no es un punto menor.
Más allá del triunfo, quedó claro que el aspecto anímico pesó. "El que se pone triste, pierde", avisaba ayer Scola, cuando se lo consultaba por la baja de Nocioni. Y casi se cumple. Porque el equipo pareció sentir demasiado el cimbronazo y estuvo muy cerca de pagarlo con una derrota. El Chapu, presente en el Kadir Has Arena, es una pieza clave del plantel, el alma del equipo. Entonces, pese a que los jugadores se juraron enfocarse en Alemania, era inevitable que no jugara su partido esa situación. Y a Argentina le costó el arranque. En defensa nunca le encontró la vuelta al juego de penetración y descarga hacia los perimetrales que realizó el equipo europeo, que ya en el primer cuarto dejó en claro que no estaba dispuesto a adaptarse a un papel secundario. Y tuvo en Demond Greene -autor de 20 tantos, 7 en el primer cuarto- a su arma preferida y más efectiva.
El tándem Scola-Oberto mantuvo a Argentina. El de Las Varillas confirmó todo lo bueno que habia realizado en la preparación y acompañó bien al capitán. Entre ambos aportaron 12 de los 23 que logró la Selección en los diez minutos iniciales. Clave si se repasa que Prigioni, quien había inaugurado el marcador con un estupendo triple, optó por darle mayor protagonismo a sus compañeros y casi no probó al aro y Delfino, que resultó el goleador del juego con 27, se demoró un poco en calentar motores. Los ingresos de Junior Cequeira y Paolo Quinteros también fueron auspiciosos. El base aportó mucho sacrificio en defensa y el tirador aportó 5 tantos en una ráfaga.
El cierre del segundo cuarto mostró a Alemania más convencida de su libreto. Así, con una presión asfixiante para frenar el circuito Prigioni-Scola, y dos bombazos, de Schaffartzik y Greene, el equipo europeo se fue al descanso largo arriba 42-39. La imagen arrojaba muchas certezas del lado del más débil y unas cuantas dudas del favorito.
Difícil saber qué les dijo Sergio Hernández a sus jugadores. Lo concreto es que en la reanudación, el equipo jugó en un nivel estupendo. En ataque apareció lo mejor de Delfino y siguieron incidiendo Scola y Oberto. Pero lo que marcó la diferencia, claro, fue la defensa, que le permitió apenas 12 puntos a Alemania. A partir de eso, Argentina construyó una buena ventaja (la máxima fue de 14) en el parcial y llegó arriba 65-54 al último cuarto.
Si alguno pensaba que el partido estaba liquidado se equivocaba. Porque las dudas reaparecieron y Alemania no dio más tregua. A puro vértigo y lastimando de tres puntos fue descontando la brecha y, a 1:51 del cierre, logró igualar en 74, con un libre de Ohlbrecht. Pero a partir de un robo propiciado por Jasen (antes había cometido un error increíble) y con un acierto de Scola y tres de Delfino en la línea, Argentina lo sacó adelante.
No se jugó bien, pero eso a esta altura poco importa. Mañana, desde las 15.30 de nuestro país, habrá otro examen que rendir ante Australia. Una buena posibilidad para cambiar la cara.
"Yo hago todo para que mis equipos ganen. Si es medio a cero me da igual". La frase, dicha en otra circunstancia por Sergio Hernández, bien se puede aplicar a este debut de la Selección en el Mundial de Turquía. Es que Argentina no lució, ni mucho menos, pero desplegó la actitud ganadora de siempre y se apoyó en la categoría de sus jugadores para cerrar mejor el juego y derrotar por 78-74 a una Alemania que complicó más de lo imaginado. En definitiva, el equipo ganó y eso, teniendo en cuenta la lección que recibió hoy el campeón España, no es un punto menor.
Más allá del triunfo, quedó claro que el aspecto anímico pesó. "El que se pone triste, pierde", avisaba ayer Scola, cuando se lo consultaba por la baja de Nocioni. Y casi se cumple. Porque el equipo pareció sentir demasiado el cimbronazo y estuvo muy cerca de pagarlo con una derrota. El Chapu, presente en el Kadir Has Arena, es una pieza clave del plantel, el alma del equipo. Entonces, pese a que los jugadores se juraron enfocarse en Alemania, era inevitable que no jugara su partido esa situación. Y a Argentina le costó el arranque. En defensa nunca le encontró la vuelta al juego de penetración y descarga hacia los perimetrales que realizó el equipo europeo, que ya en el primer cuarto dejó en claro que no estaba dispuesto a adaptarse a un papel secundario. Y tuvo en Demond Greene -autor de 20 tantos, 7 en el primer cuarto- a su arma preferida y más efectiva.
El tándem Scola-Oberto mantuvo a Argentina. El de Las Varillas confirmó todo lo bueno que habia realizado en la preparación y acompañó bien al capitán. Entre ambos aportaron 12 de los 23 que logró la Selección en los diez minutos iniciales. Clave si se repasa que Prigioni, quien había inaugurado el marcador con un estupendo triple, optó por darle mayor protagonismo a sus compañeros y casi no probó al aro y Delfino, que resultó el goleador del juego con 27, se demoró un poco en calentar motores. Los ingresos de Junior Cequeira y Paolo Quinteros también fueron auspiciosos. El base aportó mucho sacrificio en defensa y el tirador aportó 5 tantos en una ráfaga.
El cierre del segundo cuarto mostró a Alemania más convencida de su libreto. Así, con una presión asfixiante para frenar el circuito Prigioni-Scola, y dos bombazos, de Schaffartzik y Greene, el equipo europeo se fue al descanso largo arriba 42-39. La imagen arrojaba muchas certezas del lado del más débil y unas cuantas dudas del favorito.
Difícil saber qué les dijo Sergio Hernández a sus jugadores. Lo concreto es que en la reanudación, el equipo jugó en un nivel estupendo. En ataque apareció lo mejor de Delfino y siguieron incidiendo Scola y Oberto. Pero lo que marcó la diferencia, claro, fue la defensa, que le permitió apenas 12 puntos a Alemania. A partir de eso, Argentina construyó una buena ventaja (la máxima fue de 14) en el parcial y llegó arriba 65-54 al último cuarto.
Si alguno pensaba que el partido estaba liquidado se equivocaba. Porque las dudas reaparecieron y Alemania no dio más tregua. A puro vértigo y lastimando de tres puntos fue descontando la brecha y, a 1:51 del cierre, logró igualar en 74, con un libre de Ohlbrecht. Pero a partir de un robo propiciado por Jasen (antes había cometido un error increíble) y con un acierto de Scola y tres de Delfino en la línea, Argentina lo sacó adelante.
No se jugó bien, pero eso a esta altura poco importa. Mañana, desde las 15.30 de nuestro país, habrá otro examen que rendir ante Australia. Una buena posibilidad para cambiar la cara.